EL TALLER
Mi taller es exactamente igual que la cueva de una bruja... dicen las "malas lenguas"... y yo, lo acepto.
Las tareas en el taller comienzan desde la escritura del cuento, luego con todas las sensaciones que ese relato me provoque, elijo las lanas, las telas y el estilo que tendrá el próximo LIBROSCOPIO que contará su historia; dejando el suficiente "libre albedrío" para que cada destinatario de ese maravilloso objeto de arte, pueda caminar su propio camino de comprensión.
Si bien muchas veces nacen a pedido, la mayoría de las veces me dejo llevar por cuentos que escribo luego de haber trabajado con los chicos, siempre ocurre algo durante las contadas o los juegos, que funciona como semilla perfecta para una nueva historia.
EL TALLER ENSEÑA
Una de las cosas que aún descansa en mi corazón, es todo lo que un taller enseña, y hablo específicamente del taller "físico", el lugar donde se trabaja, para que los sueños tomen forma material.
Cuando lo cotidiano no deja ver la belleza de lo que allí está ocurriendo, me gusta sacar fotos del desorden, del mate junto a mis lanas, de los hilos desordenados; y luego ponerme a ordenar, clasificar y también tirar todo aquello que ya no pertenece a la magia que perdura.
Rescato tres palabras que me ha regalado esta tarea:
TIEMPO: como muchas veces he dicho, no pienso en este concepto como algo "medible", sino más bien como algo que se siente. Hace un tiempo escribí un extenso deseo, y creo que es la más sana definición de "tiempo" que podría dar: "Quiero un tiempo sensible y no de sensiblerías, con colores de arco iris y no estridencias que me distraigan; quiero poder decir que amo a Juan, a Daniel, a Claudia y a María sin que me importe lo que ellos u otras personas piensen de ese amor, porque no estoy pidiendo permiso para sentir, si no que estoy enunciando lo que me ocurre. Quiero perfume de naranjas poblando de nubes dulces mi casa; y también quiero una caja de lápices acuarelables...(que ya se cumplió).
Quiero navegar por un riacho del Delta con mi mano fuera del bote rosando los marrones del agua; quiero que me abracen mientras me quedo dormida y juntar flores silvestres al borde de los caminos, mientras estoy despierta. Quiero sentir que soy libre, y que el otro también lo sea, sin la hipocresía del discurso, sin filosofías, sin religiones, sin viejas creencias, sin miedo... con alas que sepan que pueden ir y venir cuando los vientos sean favorables". (que casi se cumplió...)
CAOS: decían los griegos que el caos era el lugar de donde "surgían las fuerzas organizadoras del Universo", y yo lo comparto. Definitivamente el taller, mi taller, necesita ese estallido de desorden creador para luego buscar y encontrar el camino. Es importante comprender la necesidad de ese caos creativo, que lejos de asustarnos, debería alentarnos a la CONCRECIÓN.
ORDEN: no estoy hablando de lo contrario de "desorden", estoy hablando de algo maravilloso que se explica muy bien desde el amor. En algunas terapias se habla del "orden del amor": "El amor es como el agua, que sin un cauce o un recipiente que lo contenga, se desparrama". El orden ayuda a construir sanamente, a lograr que aquello que se materializa luego del caos, sea contudentemente perfecto y amoroso.
Es tanta la magia que se gesta alrededor de cada nuevo libroscopio, que he decidido probar y llevarlo al ámbito escolar, para trabajar la relación entre "familia y escuela". La primera vez que realicé el taller CUENTOS DE LANA, fue en la ciudad de Zacatecas, México, en una escuela primaria; después de trabajar con un grupo de madres durante ocho semanas, el resultado fue tan bueno, que toda la comunidad escolar deseaba repetirlo para buscar metas más específicas en esta "delicada" relación.
Relato en "LIBROSCOPIERIA - Educación para el alma": ..."Durante los últimos dos años he realizado una experiencia muy valiosa de observación en México, en distintas ciudades, comunidades y grupos culturalmente muy diferentes. Esta actividad la denominé CUENTOS DE LANA y se desarrollaba en formato de taller dentro de escuelas primarias y secundarias con la asistencia de miembros de las familias de los alumnos y los docentes que deseaban participar.
Bajo la convicción de que todos los involucrados en el desarrollo educativo de un niño, deben estar en contacto, entendí que las familias debían aproximarse a la escuela, en un principio con motivaciones tal vez no tan específicas respecto al compromiso de ellos o de la escuela como institución, sino más bien desde un lugar más sensible, amoroso y menos conflictivo. Entendí también que había “nichos” de comunicación que eran ideales para que los papás acercaran experiencias personales a la escuela y a sus hijos dentro de ella; y al mismo tiempo los docentes, les dieran algo que no fuera la crítica o el consejo de “cómo hacer las cosas”. La herramienta a utilizar fue el cuento y la elaboración de un relato con una actividad manual, como era el tejido, el bordado y la costura.
Todos debíamos tener una participación similar en cuanto a responsabilidades, dar y recibir, grado de confianza entre las partes, y la expresa convicción de que todos estábamos allí para el mayor bien de los niños… y de nosotros mismos.
La actividad convocaba a varios encuentros dentro de la escuela, donde mamás, papás, abuelas, hermanos mayores, tías y docentes de los niños que asistían a la escuela, se encontraran a compartir historias, relatos, anécdotas de sus infancias; posteriormente convertir ese relato en un cuento y este cuento en un objeto.
Trabajando con los parámetros del “teatro de objetos”, donde “el movimiento al que es sometido el objeto es lo que sugiere que lo que se ve es la “casi vida” del objeto ya que, obviamente, a pesar de ser capaz de accionar en la escena, su vida no es más que una proyección de la imaginación humana. Es un objeto queriendo ser un ser vivo, transformándose en personaje” (Ana Alvarado TEATRO DE OBJETOS); nos internamos en la posibilidad de involucrar una anécdota que puede ser sólo eso o un hecho artístico que genere un producto literario, y así familia y docentes estarán creando juntos para el bienestar directo y concreto de los niños.
Cuando el objeto estaba creado, construido, tejido, cada mamá o papá, le regalaba a su hijo ese objeto y su historia.
Esta actividad quedaba luego abierta a otras que serían el inicio de construcción del camino de la comunicación entre familia y escuela, tan debilitado en este tiempo. La escuela conocía la esencia real de cada familia, ya que ésta se abría sinceramente a “contarse”, comprendiendo las construcciones de los niños; y la familia observaba en forma directa y “desde adentro” cuál era el día a día de docentes y ámbito escolar en general.
A través de lo literario y las manualidades, todos entendían que cada uno no es más que un eslabón en un proceso complejo, y que ese proceso comienza siempre en el hogar (aunque debamos reaprender el significado de esas palabras: HOGAR y PROCESO)"...
m a r i a f e r n a n d a g u t i e r r e z
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