El CÍRCULO KAWSAY es un método que a través de figuras arquetípicas nos ayuda a
comprender mejor nuestra conducta en función de los seres emocionales que somos.
Estos arquetipos, son doce y tienen una relación directa con el tiempo; por
consiguiente, esos doce personajes están relacionados con la unidad de medida de
mes y año.
Así existirán personas y tiempos: princesa, maga, serpiente, cueva,
caballero, talismán, sirena, cóndor, maestro, bruja, árbol y estrella.
Estos
personajes salidos de los cuentos que hemos escuchado desde el inicio de los
tiempos, nos facilitan el comprender el devenir de la existencia de todos
nosotros, como un relato, como una historia que debe ser contada y donde podemos
aprender sobre conflicto, relaciones, resoluciones y desenlaces.
Después de
haber trabajado por diez años con este método, comencé a observar que mi trabajo
cotidiano con niños y adolescentes, se hacía más fluído si los observaba desde
el imaginar que todos, incluso ellos, "fundamentalmente ellos", eran
protagonistas de cualquiera de los cuentos que conocía.
Actualmente me encuentro en un proceso de atenta escucha y observación de niños
y jóvenes. Lo hago a través de la experiencia cotidiana de contar cuentos para
ellos y de permitirme escucharlos, cuando ellos piden contar sus propias
historias.
Estoy comprendiendo que hemos evitado sumergirnos en quienes somos realmente, a dónde nos llevan nuestras creencias, qué provoca el sentirnos diferentes y que eso se convierta en barrera, frontera, distancia. Ellas y ellos, ven lo mismo, sin embargo en su primera infancia, esa observación es frontal y no tienen "juicio" sobre ello; expresan con total libertad y coherencia lo que les molesta o lo que no entienden, a medida que crecen y comienzan a ser delimitados por una cultura, las creencias de su seno familiar y los condicionamientos sociales, todo cambia.
Si apreciamos con amor ese proceso, hasta podemos ver qué día exacto comienzan a levantarse esas murallas.
Ese es el punto, en general los adultos no estamos dispuestos a darle tiempo al tiempo. La urgencia de lo inmediato nos ha hecho saltarnos capítulos de la vida... de la perfección del Universo que habitamos.
Recuerdo a una profesora de psicología que tuve en mi formación de bachillerato pedagógico, que nos hablaba de la familia y los aprendizajes que vivenciamos en ella, y en algún punto de la conversación, desde mi absoluta simplificación de los conflictos, pregunté: entonces... ¿Nadie tiene la culpa del daño que se le hace a un niño, porque sus padres tampoco recibieron amor?
La respuesta me dio aliento pero sobre todo, me abrió la comprensión a seguir preguntando.
- No hay culpas, hay responsabilidades y aceptaciones. Hay herencias que recibimos y en algún momento tenemos que aceptar que fue lo mejor que pudieron darnos.
Yo tenía diecisiete años y un Universo por descubrir; hoy, muchísimos años después descubro que mi infancia fue infinitamente más hermosa de lo que alguna vez creí. Haberme descubierto cuentacuentos es un aliento, un plus indescriptible, que me ha permitido que esa mirada compasiva necesite ser replicada, compartida.
En aquel momento la psicología nos dio herramientas para comenzar una tarea que urgía.
Hoy, tenemos que animarnos a ir un poco más allá; si nos "hemos salteado capítulos" de la vida, habrá que volver al tiempo de ellos, de cada niña o niño que nos observa incrédulos, con mucha piedad por nuestra intolerancia. Asir el tiempo, para poder detenernos cuando él se relenta, o permitirnos la vertiginosidad de las olas del mar.
Esto, un niña o un niño lo comprenden perfectamente.
Algunas apreciaciones a medida que avanza la escucha. Por ejemplo las niñas y niños CABALLERO:
"La niña o el niño CABALLERO son los justicieros, aquellos honestos,
honrados, incorruptibles. Suelen verse involucrados en situaciones en las que
median ante un conflicto, desde un lugar de rectitud o justicia.
Desobedecer una regla, puede ser para ellos un grave conflicto
emocional que los lleve a aislarse o sentir alguna forma de culpa; el gran
desafío será aceptar la divergencia y darse la posibilidad de la discusión
donde diferentes puntos de vista, sean aceptados e incluso lleguen a modificar una regla o ley.
A pesar de ser “los justicieros”, no les gusta el conflicto por el conflicto
mismo, las peleas o los gritos, suelen resultarles innecesarios. La violencia
no es su lenguaje.
La mentira o los secretos,
son para ellos un terreno muy peligroso, no querrán verse involucrados en tener
que guardar un secreto u ocultar verdades,
podrán sentir que eso los vuelve
desleales o fuera de la ley".
¿Qué es la tolerancia?
Jano (4)
– Es cuando es navidad y la gente se convierte en buena.
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Ámbar (4) - Los míos, retan.
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Pronto nos encontramos para seguir compartiendo el andar de este camino, que por ahora requiere más corazón, indulgencia y consciencia. Todos tenemos lo necesario para ese avance, solo hay que recordarlo y permitir que la sabiduría y el amor convoquen la existencia.
m a r i a f e r n a n d a g u t i e r r e z
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