NIÑAS Y NIÑOS "CABALLERO"

 Existen dentro del Método Kawsay doce personajes arquetípicos que nos ayudan a conocernos un poco más.  Uno de ellos es el CABALLERO, cuando un caballero es niño, tiene determinadas características y será propicio y amoroso de nuestra parte que podamos comprenderlo, para que lleguen a su adultez en verdadero estado de felicidad.



La niña y niño caballero

La niña o el niño CABALLERO son los justicieros, aquellos honestos, honrados, incorruptibles. Suelen verse involucrados en situaciones en las que median ante un conflicto, desde un lugar de rectitud o justicia.

A veces están representados por el hermano mayor que toma el rol de protector de los otros hermanos, o el que se muestra como el defensor ante agresiones de otros niños; no es una cuestión de edades, puede también ser el más pequeño, solo que asume el papel del responsable o cuidador de los demás hermanos.

En el caso de las niñas suelen asumir el rol de mamás de sus otros hermanos, llegando a regañarlos si no cumplen “las reglas” que puedan haber dejado mamá o papá y que ellas se encargarán de exacerbar, tomando el rol de protectoras y líderes de su grupo.

Será favorable que los papás dejen bien en claro que los niños son niños y no están “a cargo” de resolver situaciones con hermanos u otros niños. Es común escuchar a algunos padres decir a alguno de sus hijos (a veces al mayor): “cuando papá o mamá no están, tú estás a cargo”, más allá de no ser bueno en ningún caso, mucho menos con una niña o niño caballero, ya que ellos asumirán que son los responsables de cualquier cosa que ocurra al grupo en ausencia de los adultos.

Desobedecer una regla, puede ser para ellos un grave conflicto emocional que los lleve a aislarse o sentir alguna forma de culpa; el gran desafío será aceptar la divergencia y darse la posibilidad de la discusión donde diferentes puntos de vista, sean aceptados  e incluso lleguen a modificar una regla o ley. A pesar de ser “los justicieros”, no les gusta el conflicto por el conflicto mismo, las peleas o los gritos, suelen resultarles innecesarios. La violencia no es su lenguaje.

La mentira o los secretos, son para ellos un terreno muy peligroso, no querrán verse involucrados en tener que “guardar un secreto” u “ocultar verdades”, podrán sentir que eso los vuelve desleales o fuera de la ley. Por otro lado tienen su propio concepto sobre la tolerancia, ya que para la mayoría de ellos, está relacionada con “lo que se debe soportar o aguantar” y no siempre sobre el verdadero concepto de respeto por aquello que es diferente a ellos o su forma de pensar.

Si bien en la primera infancia ya se nota su inmenso corazón, comienzan a aparecer aquí los rasgos de solidaridad que pueden redundar en falta de merecimiento o reconocimiento si no son vislumbrados y/o esclarecidas las diferencias entre “compartir y priorizarse”, por los adultos responsables. La niña o niño CABALLERO pueden mostrarse inseguros en cuanto a situaciones personales, pueden desconocer sus talentos o fortalezas, por lo que les resulta fácil pelear por las fortalezas de los demás, en lugar de aprender a conocerse a ellos mismos y sus propios dones. En casos muy extremos, donde no haya un límite claro por parte del adulto, podrán caer en situaciones de envidia de otros o quejas permanentes.  Por el contrario, cuando hayan recibido apoyo y una actitud positiva por parte de sus padres, entenderán que no es cuestión de esforzarse para ser reconocidos, simplemente vivir sus talentos con alegría y seguridad, confiando en sus propios corazones.

Respecto a su cuerpo físico, cualquier rasgo que los evidencie del común denominador, puede provocarles el querer ocultarse, prefieren “pasar desapercibidos” que ser “los niños diferentes”; vivirán con dificultad el ser “la niña o niño gorditos” o “el muy alto o la muy bajita”, etc.

Recordarle a una niña o niño CABALLERO que tiene “derecho a ser feliz” es haber sembrado la semilla del amor propio en su corazón, dándole la posibilidad de ser un adulto consecuente con  él mismo, que entiende que para dar felicidad, primero tendrá que experimentarla en su interior. La idea de hogar y familia, es algo que los fortalece, necesitan el cobijo, el abrazo, el amor del nido; todo lo que se haya gestado en el núcleo de familia, con amor, será el mejor alimento que puedan recibir.

La vida al aire libre, en la naturaleza, en contacto con el mundo animal y vegetal serán su forma de aprender sobre las verdaderas reglas del Universo, incluso acercarlos al mundo mineral, al concepto de los cristales, será una forma de mostrarles un mundo sutil y holístico, que será de verdadera solvencia para su crecimiento, permitiéndoles expandir su consciencia a otras realidades.

En ellos está la semilla del buen compañerismo y del trabajo en equipo, cualidades naturales que llegarán a buen puerto, si los adultos responsables que los rodean, asumen su amor a sí mismos, y el respeto y consecuencia por sus propios dones.

El CABALLERO ES: AGUA: sensible, emotivo, perciben lo intangible, viven sus sentimientos, captan los estímulos que los rodean, imaginativos y amorosos, y violentos y reactivos.

Sus mejores amigos: la estrella, la princesa, la cueva, el talismán, la bruja, el cóndor y otros caballeros.

De regalo, un cuento nacido de un niño caballero...


LA ESPADA

Cuando Asaf recibió su regalo de cumpleaños número seis, supo que su papá lo había escuchado. Era un paquete largo y delgado, envuelto en un paño azul con un cinto en su extremo, que sin dudar desató y como si hubiera sido una funda destellante, emergió de su interior “la espada”.

Siempre había querido una, después de haber escuchado a su abuelo contar la historia del Rey Arturo, Merlín y aquella espada en la piedra. Asaf creía que este mundo necesitaba espadas como esa y quién las usara con la misma valentía.

El padre de Asaf, era herrero, aunque amaba la madera… callado, sombrío, corto en los afectos y con su entrecejo siempre fruncido, sin embargo, con su mejor madera, que solo utilizaba para las cosas verdaderamente importantes, había tallado la espada que hoy haría justicia en las manos de un valiente caballero.

Así que cuando el cumpleaños terminó, él mismo hizo su lista de “situaciones” que podían requerir  de su espada; se dio cuenta que eran muchas: acabar con las serpientes del desierto, o defender a una princesa hindú y casarse con ella.

Asaf fue creciendo y cada vez veía menos a su padre y las pocas veces que llegaba a casa antes del sueño, solo se escuchaban gritos y enojos con mamá. Él se dormía mirando su espada e imaginando todo lo que podría defender con ella… pero recordó que las espadas obedecen a quienes las han fabricado.

Una noche, antes de su cumpleaños número diez, los gritos fueron muy fuertes hasta que imprevistamente se detuvieron y el silencio se hizo pesado y llenó cada ambiente de la casa.  Asaf, se levantó, tomó su espada  y bajó sigilosamente la escalera con sus pies descalzos. Su mamá dormía extrañamente en el suelo y su papá se sostenía la cara con ambas manos, parado a dos metros de ella. Asaf se paró junto a su mamá, velando su sueño, y dibujó en el suelo una raya con su espada, que dividía la vida en buenos y malos, su papá quedó del otro lado y él supo que las espadas no siempre eran para matar, la de él servía además, para hablar claro y preguntar a quién se animara a responder…

 

¿De qué lado de la vida, se quería estar?


mariafernandagutierrez

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