¿CÓMO NOMBRAR MIS EMOCIONES?
En los tiempos que vivimos, es cada día más difícil poder identificar cómo nos sentimos.
De igual modo, al no reconocer por su nombre a nuestras emociones, nos cuesta enseñarlo a nuestros hijos, estamos tan acostumbrados a contestar a la preguta: ¿Cómo te sientes? con un "BIEN" o "MAL", como si alguna de esas dos palabras fuera una emoción en sí misma, y no lo son.
El Libro de las Piedras, que he editado en el año 2012, ha tenido un largo camino, los mensajes que canalicé con aquellas piedras recogidas del lecho del río Uruguay, aún siguen hablando diferentes lenguajes, para que todos puedan comprenderlas. Por eso, en estos días he vuelto sobre el "intento" que ocurrió hace un tiempo atrás en México, de "adaptar" esos mensajes al lenguaje infantil para que todos puedan disfrutar de sus enseñanzas.
He observado con mucho amor, que varios adultos se sienten muy identificados con esta nueva versión, y no puedo dejar de imaginar que este lenguaje que habla con toda claridad de ser honestos con nuestras emociones y lo que nos produce la relación permanente que tenemos con el mundo que nos rodea, es una forma más amable de observar y comprender nuestro corazón... sin metáforas.
El nuevo formato, de 45 cartas que simplifica, aquel Libro de las Piedras, nos invita a infinidad de relaciones que construyamos con él, aparte de ofrecerlas ante la pregunta de un niño, bien puede ser "el tema del día" en la escuela, o incluso en casa... ¿por qué no, antes de salir a nuestras obligaciones, no leemos en familia un mensaje, o hasta lo dejamos junto a las fotos de la familia?
Como decía al principio... en los tiempos que vivimos, es urgente recordar que podemos llorar, reír, soñar, descansar, imaginar, soltar, TODO lo que necesitemos. En los tiempos que vivimos, ya tenemos suficiente virtualidad del alma, como para negarnos la tangibilidad de la caricia, el abrazo o la mirada.
m a r i a f e r n a n d a g u t i e r r e z
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