EL ARTE DE LEER ACARICIANDO
Transitando bellas tierras mexicanas, recuerdo por qué me he aquerenciado a esta forma de sentir, a esta intensidad de corazones, a cómo quema el desierto o la selva de este lado del mundo.
Sin embargo, la delicia al entregarme a un cuento se vive casi igual en el sur que en el norte del continente.
Durante este mes que llevo entregándome a la amorosa tarea de pregonar que podemos acercarnos a la lectura, al libro, desde las emociones y específicamente desde el sentido del tacto, y no desde la intelectualización u obligatoriedad de este acto, he sentido, aprendido, descubierto, que "pensarlo y vivirlo" en compañía, es mucho mejor.
Comencé este viaje en el estado de México, en Chimalhuacán, participando del Festival Internacional de Poesía organizado por el poeta Álvaro Mata Guillé, a quién agradezco que una vez más me haya permitido acercar mi amor a los cuentos de esta forma tan particular. El ida y vuelta fue entrañable, adolescentes y adultos de infinidad de escuelas pudieron vivenciar la caricia de un cuento, literalmente.
La pregunta había sido muy sencilla, los poetas preguntaron qué tipo de poesía querían escuchar y ellos dijeron: "poemas de amor"... fue tanto el entusiasmo luego de las lecturas, que al subir al escenario a contarles un cuento, les dije que les haría dos preguntas simples:
- ¿Quién de ustedes se considera valiente?
- ¡Quién de ustedes está enamorado... sea correspondido o no?
Las manos se fueron agitando y cada vez eran más, por lo que me permití hacerles una tercera pregunta:
- Entonces... ya que hay tantos jóvenes valientes y enamorados... ¿quién se animaría a subir al escenario y confesar públicamente que está enamorado?
Hubo sonrisas, temores, pero muy pronto un joven de 14 años dijo que él quería decir de quién estaba enamorado y mencionarla. El aire se lleno de emoción, aplausos, suspiros y vergüenzas, que pronto se transformaron en ánimos fervorosos de seguir confesándose.
Mientras él hacía su declaración, tres niñas más se acercaron, ellas también querían. Hasta la que sabía no ser correspondida, dijo a quién quisiera escucharla el nombre de su enamorado.
Los poetas y yo, dejamos que todo fluyera... eso era poesía. Subieron al escenario esa mañana casi cien jóvenes, hubo quién hizo más extensa su confesión aclarando que sabía que muchos no aprobaban su amor porque era mal visto amar a alguien del mismo sexo, otros, pidieron el micrófono para aclarar que deseaban pedir disculpas públicas a algún amigo del que se habían burlado o con quién se habían enfadado.
La poesía y el amor estaban en el aire, y entre todos "presentamos la moción a la escuela" de dedicar diariamente diez minutos a hablar del amor, aunque se lo robáramos a las matemáticas, la historia o el español.
Sin embargo, la delicia al entregarme a un cuento se vive casi igual en el sur que en el norte del continente.
Durante este mes que llevo entregándome a la amorosa tarea de pregonar que podemos acercarnos a la lectura, al libro, desde las emociones y específicamente desde el sentido del tacto, y no desde la intelectualización u obligatoriedad de este acto, he sentido, aprendido, descubierto, que "pensarlo y vivirlo" en compañía, es mucho mejor.
Comencé este viaje en el estado de México, en Chimalhuacán, participando del Festival Internacional de Poesía organizado por el poeta Álvaro Mata Guillé, a quién agradezco que una vez más me haya permitido acercar mi amor a los cuentos de esta forma tan particular. El ida y vuelta fue entrañable, adolescentes y adultos de infinidad de escuelas pudieron vivenciar la caricia de un cuento, literalmente.
La pregunta había sido muy sencilla, los poetas preguntaron qué tipo de poesía querían escuchar y ellos dijeron: "poemas de amor"... fue tanto el entusiasmo luego de las lecturas, que al subir al escenario a contarles un cuento, les dije que les haría dos preguntas simples:
- ¿Quién de ustedes se considera valiente?
- ¡Quién de ustedes está enamorado... sea correspondido o no?
Las manos se fueron agitando y cada vez eran más, por lo que me permití hacerles una tercera pregunta:
- Entonces... ya que hay tantos jóvenes valientes y enamorados... ¿quién se animaría a subir al escenario y confesar públicamente que está enamorado?
Hubo sonrisas, temores, pero muy pronto un joven de 14 años dijo que él quería decir de quién estaba enamorado y mencionarla. El aire se lleno de emoción, aplausos, suspiros y vergüenzas, que pronto se transformaron en ánimos fervorosos de seguir confesándose.
Mientras él hacía su declaración, tres niñas más se acercaron, ellas también querían. Hasta la que sabía no ser correspondida, dijo a quién quisiera escucharla el nombre de su enamorado.
Los poetas y yo, dejamos que todo fluyera... eso era poesía. Subieron al escenario esa mañana casi cien jóvenes, hubo quién hizo más extensa su confesión aclarando que sabía que muchos no aprobaban su amor porque era mal visto amar a alguien del mismo sexo, otros, pidieron el micrófono para aclarar que deseaban pedir disculpas públicas a algún amigo del que se habían burlado o con quién se habían enfadado.
La poesía y el amor estaban en el aire, y entre todos "presentamos la moción a la escuela" de dedicar diariamente diez minutos a hablar del amor, aunque se lo robáramos a las matemáticas, la historia o el español.
UN LUJO DE JUVENTUD!!!
VAMOS BIEN...
Mi camino continuó a Monterrey, donde mi amiga Diana y Ámbar, me esperaban, al igual que Tejedoras de imágenes, un grupo de narradoras orales.
La propuesta del taller "EL ARTE DE LEER ACARICIANDO", tomó vuelo.
No siempre es fácil para nosotros los adultos, aceptar nuevas formas de pensamiento, nuestro cerebro acostumbrado a determinadas conexiones y procesos, debe ejercitarse en establecer nuevas reglas desde la comprensión de "posibles nuevos caminos" para llegar a un "supuesto" mismo lugar, que en realidad no es tal.
Veamos si puedo explicarles esto un poco mejor...
Después de años de trabajar como escritora y cuenta cuentos, y verme en la encrucijada de contestar una y otra vez la misma pregunta:
¿Cómo hago para que los chicos lean?
Y responderles a docentes, bibliotecarios o mediadores de lectura, con otra pregunta...
¿Qué está usted leyendo en este momento?
Y que la respuesta estuviera relacionada con la falta de tiempo o el exceso de ocupaciones, la conversación derivaba en que la lectura es un acto amoroso y que debe movernos la pasión, la ganas, el amor hacia ESO llamado LECTURA. Por consiguiente, si ellos no tenían tiempo, por qué habría de tenerlo un niño que además, posiblemente no había sido estimulado para que ese amor surgiera (Si acaso pudiéramos hablar de estimulación del amor).
Mi línea de pensamiento, tomó entonces otro rumbo.
Y si nos alejábamos, sólo por un momento del acto intelectual de la lectura y nos acercábamos al libro desde la emoción, e inclusive no desde el sentido de la vista y el oído como siempre lo hacíamos, sino desde el TACTO??
Y pasó esto:
Fuimos magas, duendes, dragones, buscamos libros perdidos, desciframos lenguas desconocidas, reímos, jugamos, acariciamos una historia. Así se aprende a amar, calzándonos los zapatos de una maga, vistiéndonos con la capa de una princesa, metiéndonos en los cuentos desde la piel, y eso hicimos.
Los seres humanos pueden vivir sin ver
y sin oír, pero no sin tocar.
HÁPTICA es la ciencia del tacto. Se
trata del sistema de procesamiento de información por medio de la percepción
táctil. Infinidad de terminaciones nerviosas en el mayor órgano que tenemos, la
piel, nos cuentan sobre nuestro entorno. Se ha comprobado que los niños que no
reciben esta estimulación se inquietan, aburren y entristecen; además de no
tener referentes de ubicación, tamaño, lugar o funcionalidad, para el
aprendizaje.
El tacto es el primer sentido en
desarrollarse, es relevante a nivel educacional, físico y emocional,
produciendo un sentimiento de satisfacción calmante, curativo, cariñoso,
afectivo, consolador y donante de seguridad. Desde ese concepto, he desarrollado LIBROS TEJIDOS o LIBROSCOPIOS, para acercarnos al arte de leer y que ese contacto placentero, invite a los niños a quedarse en la lectura, como un aprendizaje analítico construyendo en forma voluntaria la percepción según la curiosidad de cada ser.
Así los LIBROSCOPIOS me siguen ayudando a explicar cuán esencial y urgente es reencontrarnos con el tiempo sin tiempo, con la alegría y la calma, al leer un cuento.
Gracias a todas y todos los seres de luz que están intentando un camino diferente, porque SE PUEDE.
mariafernandagutierrez
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